Vaticano

La capilla más popular y posiblemente la más bella del mundo. Toma su nombre del Papa Sixto IV que lo restauró a finales del siglo XV y encargó los frescos de las paredes laterales. Famosa mundialmente por albergar lo que muchos historiadores consideran las obras más grandes de Miguel Ángel: El Juicio Final y su techo abrumador.

Este milagro de la ingeniería está considerado como la obra más conocida de la arquitectura renacentista y uno de los santuarios católicos más sagrados. Diseñada y proyectada por los mejores artistas de los siglos XVI y XVII, entre ellos Miguel Ángel y Bramante, el papa utiliza la basílica constantemente por motivos litúrgicos y atrae cada año a millones de peregrinos de todo el mundo.

Los objetos antiguos y las obras maestras del Renacimiento que estos museos exhiben son realmente únicos. Todas las obras proceden de la inmensa colección que los papas han ido acumulando a lo largo de los siglos. El museo Pío-Clementino es famoso por exhibir algunas de las más importantes esculturas grecorromanas, tales como el grupo del Laocoonte y el Hércules de bronce.

El diseño de esta gigantesca plaza representa uno de los mayores logros del artista barroco Bernini y se encuentra directamente frente a la Basílica de San Pedro en el estado del Vaticano. El obelisco egipcio en el centro fue traído originalmente de Egipto por el emperador Calígula. Desde el papado de San Juan Pablo II, la plaza ha sido utilizada para las audiencias papales de los miércoles y otras liturgias.

Las cuatro estancias del siglo XVI, conocidas como las «Estancias de Rafael», formaban parte del bello apartamento, elegido por el papa Julio II como residencia propia, situado en el segundo piso del palacio pontificio. Los frescos fueron realizados íntegramente por Pietro Perugino, Rafael Sanzio y su escuela y representan una de las obras más famosas del artista.